martes, 15 de enero de 2013

Escribir a Mano, Facultad Incuestionable


                                                          Escrito a mano                 
Guillermo Jaim Etcheverry              
(educador y ensayista)

En Inglaterra, se vuelve a usar la estilográfica, para que los estudiantes
aprendan la grafía. En Francia, también se considera que no se debe
prescindir de esa habilidad, pero allí el problema, reside en que ya no la
dominan ni los maestros.
Aunque el mundo adulto, no está aún preparado, para recibir las nuevas
inteligencias de los niños, producto de la tecnología, la pérdida de la
habilidad de la escritura cursiva, explica trastornos del aprendizaje, que
advierten los maestros, e inciden en el desempeño escolar.
En la escritura cursiva, el hecho de que las letras estén unidas una a la
otra por trazos, permite que el pensamiento fluya con armonía de la mente
a la hoja de papel. Al ligar las letras con la línea, quien escribe, vincula
los pensamientos traduciéndolos en palabras.
Por su parte, el escribir en letra de imprenta, implica escindir lo que se
piensa en letras, desguazarlo, anular el tiempo de la frase, interrumpir
su ritmo y su respiración.

Si bien ya resulta claro que las computadoras son un apéndice de nuestro
ser, hay que advertir que favorecen un pensamiento binario, mientras que
la escritura a mano es rica, diversa, individual y nos diferencia a unos de otros.
Habría que educar a los niños desde la infancia en comprender que la
escritura responde a su voz interior y representa un ejercicio
irrenunciable. Los sistemas de escritura deberían convivir, precisamente por esa calidad que tiene la grafía, de ser un lenguaje del alma, que hace
únicas a las personas. Su abandono convierte al mensaje en frío, casi
descarnado, en oposición a la escritura cursiva que es vehículo y fuente de
emociones al revelar la personalidad, el estado de ánimo.

Posiblemente sea esto lo que los jóvenes temen y optan por esconderse en la homogeinezación que posibilita el recurrir a la letra de imprenta. Porque como lo destaca Umberto Eco, que interviene activamente en este debate, la escritura cursiva exige componer la frase mentalmente antes de escribirla, requisito que la computadora no sugiere.

En todo caso, la resistencia que ofrecen la pluma y el papel impone una lentitud reflexiva. Como en tantos otros aspectos de la sociedad actual surge aquí la centralidad del tiempo.
 Un artículo reciente en la revista "Time" titulado:"Duelo por la muerte de la escritura a mano", señala que es ése un arte perdido, ya que aunque los chicos lo aprenden con placer, porque lo consideran un rito de pasaje, "nuestro objetivo es expresar el pensamiento lo más rápidamente posible. Hemos abandonado la belleza por la velocidad, la artesanía por la eficiencia.
La escritura cursiva, parece condenada a seguir el camino del latín: dentro de un tiempo, no la podremos leer.
Abriendo una tímida ventana a la individualidad aún firmamos a mano.


Parece evidente, que de momento, la escritura a mano, no se ha descartado del todo. En los ámbitos donde se prevé esa posibilidad , están surgiendo reacciones, como el presente artículo, resaltando la conveniencia de no perder esta facultad, como actividad cerebral del individuo.
 Sin descartar las ventajas de lo nuevo, poder acceder a cualquier tipo de información con las tecnologías, en la mentalidad de los que enseñan, y del desarrollo propio, estará  la conciencición de compaginarla con el mantenimiento de  las facultades humanas.   J. Motis P.

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