Entre sus intereses más tempranos se encuentra la Grafología, a raíz del descubrimiento del libro Método práctico de Grafología de Juan Hipólito Michon. De forma autodidacta, estudia con verdadera pasión y se dedica a comprobar entre familiares y amistades la veracidad de los signos grafológicos, interpretando cartas manuscritas que le van pasando.
Su ardiente curiosidad le incita a conocer otros libros y a profundizar cada vez más en su estudio. Pronto, a través de las amistades que tiene en París, recibe otros libros, entre ellos uno que le entusiasma: La escritura y el carácter de Jules Crépieux-Jamin, padre de la grafología francesa. Aproximadamente, en el año 1910, se dirigió a la revista Por esos mundos, ofreciendo un consultorio grafológico, donde tras el análisis de la grafía de varios miembros de la redacción, aceptaron su proposición.
En 1917 publicó su primer libro, Grafología. Estudio del carácter por la escritura, en Editorial Estvdio de Barcelona. A mediados del año 1923 la Junta de Ampliación de Estudios le concede una beca y se traslada a París donde recibe clases de peritaje de escritos de los mejores maestros de la época, incluido su admirado maestro Crépieux-Jamin, obteniendo finalmente el diploma de la Société Technique des Experts en Écritures.
Gracias a su importante obra de divulgación en medios de comunicación fue la verdadera introductora de la grafología clásica francesa en España, Portugal e Hispanoamérica. Su labor grafológica, además de en distintos volúmenes específicos, se vierte en numerosas colaboraciones con revistas y periódicos madrileños – Por esos mundos, El Heraldo de Madrid, Blanco y Negro, Estampa, entre otros-.
Gracias por tu comentario de texto, Josefina.
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